domingo, febrero 04, 2007

EL PATRIARCADO Y SU MENTALIDAD FANTASMA

La represión sistemática está sustentada por diversos prejuicios que condicionan la forma de pensar, actuar y relacionarse de las personas. El prejuicio más general por el que se sustenta el sistema es el miedo y de él derivan muchos otros. El patriarcado es uno de ellos.

Estamos sometidxs por segregación económica, de raza, de especie, de género… Ésta última reprime a hombres y mujeres en cuanto a crearles complejos sobre su aspecto, sexualidad y forma de ser, alimentados estos complejos por la ignorancia, la vergüenza y la represión psicológica. Pero en especial la discriminación de género y la ideología patriarcal afectan a la mujer. Todo esto conlleva el maltrato, la dominación masculina, la anulación de los derechos de la mujer y la subestimación. Pero conllevan muchas cosas más que tratan de ocultarnos. La mentalidad patriarcal crea tabúes como el desconocimiento del propio cuerpo, la inculcación de sentimientos de culpa y bochorno, etc.

Mediáticamente solo se nos muestra que el hombre abusa y maltrata a la mujer, pero el patriarcado lo que hace también es interferir en la conciencia femenina, gestando sentimiento de inferioridad y debilidad; y haciendo creer a las mujeres que ellas son las que deben dedicarse a unas tareas determinadas, asignándoles roles y creando estereotipos de belleza y de maneras de ser. El patriarcado asigna caracteres y personalidades. Afecta a la forma de relacionarnos, de entender el sexo, la sociedad y todo en general.

El sistema es el que fomenta el patriarcado para servirse de él. En las escuelas, mediante los medios de comunicación, mediante la cultura, creando modas, mitificando la sexualidad y alimentando el fetichismo. Haciendo especial hincapié en separarnos mediante géneros: masculino y femenino. Nos venden su talante democrático permitiendo la homosexualidad y condenando el maltrato mientras ocultan otras consecuencias de la mentalidad patriarcal.

Entre todo este control psicológico tratamos de estructurar nuestra mente ajena a los prejuicios que incluso se reflejan en el lenguaje y en la forma de expresarnos. Cuestionando todo lo que se nos plantea, forjando otra moral y filosofía diferentes y combatiendo todo autoritarismo, llámese patriarcal o matriarcal, yendo más allá del género e inventando nuevas maneras de relacionarse.

Trébol negro nº6 Gasteiz, 2005

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